Plagados de taquillas en fila, una tras otra y de color gris. Ese gris que pronto se tornará naranja oxidado y habrá que volver a pintar porque empieza el curso. Así me imaginaba yo los pasillos de mi instituto cuando tenía 10 años. Y es que, ¿Quién no se ha visto en una escuela americana? En mayor o menor medida todos hemos respirado ese aire tan jerarquizado que bien se plasmaba en Mean Girls. Los nerds, deportistas, chicas guapas o los populares. A kilómetros de una realidad impalpable y a través de series o guiones de película, todos sabíamos quién era la queen bee del recinto y por supuesto sabíamos que, odiarla y respetarla a la vez, era parte del juego.
La cafetería, ese escenario que daba paso a toda actuación circense que pudiéramos inimaginar. Desde bailes y córeos dignas de anclados espectáculos vistos en Broadway hasta encontronazos entre rivales o enamoramientos por choque de bandeja. Todo era posible allí. Todos tenían su refugio. Desde los jugadores de rugby y animadoras con su césped milimétricamente cortado hasta los empollones en su laboratorio de ciencias.
Y que me aspen y reaspen si nadie de los que leen esto no se ha imaginado alguna vez en un baile de Primavera o de Invierno. O, qué leñes, en un baile a secas. De esos en los que el vidrio se coloreaba rojo por culpa del ponche y dejaba a un lado las canastas del gimnasio para hacer hueco a carteles que anunciaban el fin de curso. Dj's, vestidos de fiesta, peinados de concurso y bandas que distinguían a las nominadas del resto se daban la mano como piezas de un puzzle en el que nada podía fallar.
Y así, todos vivimos de alguna manera fugaz una adolescencia a la americana. Ya fuera desde los ojos de un joven que, en lugar de comprarse un telescopio, utilizó sus ahorros para "alquilar" a la más guapa del insti y convertirse en popular. O desde los tacones de aquella ingenua chica que desfilaba con su vestido rojo escaleras abajo al son de "kiss me" sufriendo un cambio físico indescriptible. Hasta una pobre chica que viene de África y pisa por primera vez un colegio con 16 años.
De lo que no hay duda es que, para bien o para mal, todo en esas 4 paredes era perfecto.
Así, para mi look de hoy y motivo inspirador de mi pequeña historia en el post, elijo una varsity vintage de Hilton.
Varsity jacket - Hilton
Camiseta - Zara
Shorts - Zara
Reloj - Casio
Reloj - Casio
Playeras - Fred Perry
Posdata: Gracias a Playingdiscs
Feliz fin de lunes e inicio de martes.
Besos como quesos!
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